Artesano

Roberto Cascarini heredó de su padre la pasión por la carpintería.

En el taller paterno aprendió el oficio de carpintero. Recibió muchas de sus herramientas, y siempre prefería comprar él mismo las maderas y confeccionar los bastidores de los cuadros.

De esta forma, se dedicó a adaptar el tamaño de los marcos, refaccionarlos y arreglar pequeños deterioros

En aquellos tiempos no se usaban la sierra ni el taladro eléctrico y para pegar había que derretir la cola de pescado a bañomaría.

Muchas veces patinaba los marcos con polvo de oro o los doraba con laminillas del mismo material.

Como hobby en sus ratos libres realizó variadas tareas de carpintería para su casa como estanterías y bibliotecas.

También restauró cuadros antiguos dañados. Para estas actividades instaló su taller en alguna habitación separada de la casa.